En un contexto global marcado por tensiones políticas, sociales y culturales, el Mes del Orgullo LGBTQIA+ ya no se limita a junio ni a la estética del arcoíris. Las audiencias exigen más: compromiso real, coherencia institucional y una narrativa que no expire con el calendario.
América Latina no es ajena a este cambio de paradigma. En varios países de la región, las marchas del PRIDE se realizan en medio de nuevos climas sociales y posicionamientos políticos que han llevado a muchas marcas a repensar su rol como aliadas de la diversidad. La clave ya no está en destacar con una campaña llamativa, sino en acompañar desde el compromiso.
“El apoyo auténtico se demuestra en la constancia, en la colaboración con aliados reales y en la sensibilidad cultural con la que las marcas comunican”, señala nuestro Coordinador Editorial en another, Aldo Hernández Saldaña.
Más allá del color: visibilidad que genera impacto
En lugar de campañas de alto impacto simbólico pero bajo contenido estratégico, las marcas más relevantes están optando por acciones con efecto duradero: fortalecimiento de políticas internas, apoyo a organizaciones de base, formación en diversidad y comunicación empática durante todo el año.
Esta transformación no implica retroceder, sino redefinir el orgullo como una postura —no una pose—, capaz de sostenerse en cualquier entorno político o social.
Las cifras hablan: inclusión con datos y contexto
Según Ipsos (2023), entre 30 países encuestados a nivel global, el 3% de los adultos se identifican como lesbianas o gays, el 4% como bisexuales, el 1% como pansexuales u omnisexuales, y otro 1% como asexuales. En América Latina, el Banco Interamericano de Desarrollo estima que más de 33 millones de personas forman parte de la comunidad LGBTQIA+.
En Brasil, datos del IBGE revelan que más de 2,9 millones de personas adultas se identifican como lesbianas, gays o bisexuales, aunque especialistas reconocen que el estigma social puede generar subrepresentación.
Estos números no son solo demográficos: son un llamado estratégico a incluir, representar y respaldar con intención.
Marcas aliadas que se sostienen todo el año
El informe de Emplifi (2024) muestra que aquellas marcas que mantuvieron interacciones LGBTQIA+ consistentes más allá de junio obtuvieron niveles más altos de engagement y reputación positiva. La visibilidad permanente construye relaciones genuinas y consolida la marca como un actor relevante en temas de inclusión.
“El valor de una marca se mide cada vez más por lo que hace en silencio, cuando no hay reflectores encima”, añade Hernández Saldaña.
Diplomacia, firmeza y alianzas reales
Ante un clima político más sensible, muchas marcas están eligiendo una comunicación más diplomática pero igualmente comprometida. El respaldo auténtico se expresa en:
- Donaciones a organizaciones con trabajo territorial.
- Capacitación interna en temas de diversidad, equidad e inclusión.
- Alianzas con líderes y comunidades LGBTQIA+.
- Narrativas sensibles y representaciones cuidadosas en sus contenidos.
PRIDE 2025: orgullo como estrategia de largo plazo
El Orgullo no se reduce a una campaña ni a un mes. Es una oportunidad para que las marcas demuestren, de forma sostenida, su compromiso con las personas y sus derechos. En un entorno donde el pinkwashing es rápidamente detectado, la coherencia se ha convertido en el valor más admirado —y más escaso—.
Desde another, acompañamos a las marcas que eligen hablar menos de inclusión y practicarla más. Porque la diversidad no es un tema de tendencia: es una responsabilidad continua, que se honra en cada decisión, cada política y cada historia que elegimos visibilizar.