En tiempos donde las audiencias se desplazan más rápido que los algoritmos, una institución con más de 200 años de historia encontró la manera de no solo mantenerse vigente, sino de volverse viral. El Museo del Prado —sí, el de Velázquez, Goya y El Bosco— entendió algo fundamental: que, en el universo digital, la conexión auténtica vale más que cualquier presupuesto millonario en medios.
Desde 2017, el Museo Nacional del Prado transmite cada mañana un video en vivo de 10 minutos por Instagram, donde restauradores y conservadores hablan —sin filtros ni efectos especiales— sobre las obras que resguardan. Lo que comenzó como una apuesta tímida se convirtió en un fenómeno que acumula más de 1.3 millones de seguidores y ha generado casi 90 millones de visualizaciones.
¿La clave? La emoción. El conocimiento transmitido en primera persona. La intimidad de quien explica con pasión lo que ama. Y también, la consistencia: han superado ya los 1,000 videos en vivo, con una comunidad que no solo mira, sino que dialoga.
El Museo del Prado no es solo un caso de éxito en divulgación cultural. Es un ejemplo brillante de cómo el contenido con propósito puede transformar la relación con las audiencias.
Y el contexto lo favorece:
Hoy, más de 5.4 mil millones de personas están conectadas a internet, lo que equivale al 67,1 % de la población mundial. Más de 5 mil millones usan activamente redes sociales, y solo en el último año se sumaron más de 250 millones de nuevos perfiles únicos.
En otras palabras: nunca hubo tantas oportunidades de conectar con el público como ahora.
Lo demuestran también los hábitos digitales: según el informe Digital 2024 de We Are Social, el 60 % de los usuarios sigue marcas que les enseñan algo o les generan valor. En otras palabras: educar también es fidelizar.
Para las marcas, este caso es más que una inspiración; es una hoja de ruta:
- No se trata solo de estar en redes, sino de tener algo genuino que decir.
- No se trata solo de contar, sino de conectar.
- Y no se trata solo de métricas, sino de construir significado.
Cuando una institución cultural es capaz de emocionar a una nueva generación desde la pantalla de un celular, nos recuerda que la digitalización no es un fin, sino un medio para ser más humanos. Y que el futuro de la comunicación —de la cultura, de las marcas, de las relaciones públicas— está en saber contar historias con verdad, con alma y con continuidad.
En another, pensamos que la transformación digital no empieza con tecnología, sino con propósito. Y el Prado, desde su sobriedad y rigor, nos lo confirma: para conectar en el presente, hay que comunicar con sentido.
Cada comunidad tiene su propio lenguaje, sus códigos, su forma de vibrar. Y cuando una marca los entiende, el engagement deja de ser una métrica para convertirse en vínculo real.
En another, trabajamos desde ahí. Si eso también te mueve, aquí estamos para dialogar.