Cuando llegué a another, fue como ese capítulo donde los Picapiedra conocen a los Supersónicos, un choque de costumbres, lenguaje y, en este caso, formas de hacer publicidad. En ese momento me di cuenta que he vivido una evolución de la comunicación estratégica en todos los sentidos, desde la manera de ser, pensar y actuar de los consumidores, ahora usuarios, hasta los medios donde interactúas con ellos.
Mientras pongo mis dientes a remojar, recuerdo la primera agencia donde solo pensábamos ideas para print, radio y TV. Después de presentar la campaña a cliente en foam boards bien cortaditos, si el brief y cliente lo ameritaba, llegábamos con algunos medios alternos que construyeran el concepto de campaña, saliendo de la presentación orgullosos de cumplir con una propuesta que en su momento llamábamos 360°.
De escuchar música en discos de vinilo, luego casetes y cd’s, llega el iPod con la capacidad de guardar toda tu música en la palma de tu mano, el radio comienza a la baja y aparecen los podcast, el print se modifica a formatos 1:1 (nos olvidamos de firmar cromalines), los comerciales ahora son contenidos que duran más de 30 segundos, y es ahí, frente a una iMac 3G color azul, donde aceptamos que el mundo digital nos alcanzó, que todo lo visto en Volver al Futuro está más cerca de lo que creemos.
Mientras Metallica se pelea con Napster, las marcas demandan estrategias en estos nuevos medios para una generación llamada Millennial; sin saber qué pedir o hacer, comienzan a invertir con miedo e incertidumbre en las nuevas plataformas digitales. Ya con un Hi5 superado por Facebook e ICQ en el olvido gracias a Messenger, tenemos el reto de crear copys de publicidad digital en 140 caracteres; a la par, YouTube nos abre la posibilidad a contenidos interactivos que empiezan a ganar premios en festivales de todo el mundo.
Las experiencias de marca comienzan a ser parte importante de las campañas, ya que el receptor se convierte también en emisor y, creativamente, comenzamos a proponer ideas que van del online al offline y viceversa, que conviven en una activación y generan contenidos hero que llenan de entretenimiento las pequeñas pantallas de lo que ahora llamamos smartphones. Sin darnos cuenta, nos convertimos en publicistas “phygitales”.
Aparece el QR Code que es menospreciado por todo el mundo y hoy en día es un facilitador que une el mundo físico con el digital, siendo una herramienta que está tanto en medios impresos como en el cielo conformado por drones, ¡ah! y en el menú del VIP’s.
La Realidad Aumentada une estos dos mundos frente a nuestros ojos y la Realidad Virtual nos lleva a lugares que nunca pensamos podríamos estar, las marcas adoptan esta tecnología para patrocinar sueños, ayudar médicamente a personas y se dan cuenta de la importancia de cambiar la vida de la sociedad mientras generan mayor engagement con sus actuales y futuros usuarios.