En el contexto actual, el acceso a la información y su manejo, ha propiciado que tanto empresas, marcas, corporaciones, líderes de opinión y hasta figuras públicas deban cuidar el mensaje e imagen que transmiten hacia la sociedad. Un paso en falso puede desencadenar una serie de sucesos que pueden impactar directamente en su reputación hasta el punto de generar una situación crítica.
Nada habla mejor de una organización que la manera en cómo se comunica y maneja sus crisis. Un manejo inadecuado de situaciones sensibles puede repercutir significativamente en la reputación tanto corporativa como personal. Por el contrario, una comunicación apropiada puede contribuir a disipar rumores e incertidumbres y, por ende, a dimensionar el tamaño real de una aparente crisis.
Si bien evitar una crisis atiende a metodologías específicas que buscan la prevención, manejo y resolución del problema, es necesario que, como organización, se fomenten hábitos que ayuden a minimizar los riesgos en crisis potenciales.
Ejemplos de estas prácticas son:
1. Conoce a tus públicos: Saber qué opinión tienen de ti como organización es importante para identificar puntos ciegos en tu comunicación y mejorarlos.
2. Mantén una comunicación abierta: Tus públicos deben enterarse de las actividades que haces con el fin de construir empatía hacia las acciones que fomenten la buena convivencia.
3. Monitorea a los medios: Es importante tener conocimiento de lo que se habla en medios de comunicación sobre tu empresa con el fin de identificar cualquier tema negativo.