Sólo las mejores agencias saben que las relaciones públicas son una industria cognitiva en constante evolución. Y por “cognitiva” nos referimos a que genera información y conocimiento a través del análisis de experiencias o material realizado anteriormente.
Esta forma de generar conocimiento no es nueva. De hecho, es algo que nuestro cerebro hace todos los días: aprende de la experiencia y durante el sueño clasifica todos los conocimientos que adquirimos para incorporarlos a nuestra memoria. Entonces, si lo queremos ver así, los profesionales de las relaciones públicas somos como un gran cerebro que trabaja para lograr objetivos en conjunto con nuestros clientes, pero siempre de manera innovadora y disruptiva para no repetir de la misma manera las experiencias del pasado.
Todo este proceso de generación de conocimiento lo hemos hecho hasta ahora de manera “manual” y natural a lo largo de muchos años de profesionalismo, pero ¿qué tal si pudiéramos ser auxiliados por las máquinas? ¿Cómo cambiaría nuestro quehacer diario?
En este texto analizaremos qué es la inteligencia artificial (IA) y cómo podría ser de utilidad para cambiar la faz de las relaciones públicas como las conocemos hasta ahora.
Inteligencia artificial, ¿cosa del futuro?
Seguramente cuando piensas en inteligencia artificial vienen a tu mente robots, Terminator, Ex Machina o hasta Her, pero no hay que ir tan lejos ni todo es cosa de ficción: la inteligencia artificial es cosa del presente y de la realidad.
Watson es ejemplo de esto. Desarrollada por IBM (la misma empresa que hizo la primera computadora que le ganó al campeón mundial de ajedrez), esta inteligencia artificial logró convertirse en la campeona del programa de concursos Jeopardy! a principios de esta década, es decir, logró el cometido por el que fue creada.
Pero Watson quiere ir más allá: IBM busca que ayude en otros campos que trabajen intensivamente con información, como las telecomunicaciones, servicios financieros o el gobierno.
Ahora, ¿cómo funciona Watson? La inteligencia artificial es una forma en que las máquinas pueden aprender cómo lo hacemos los humanos, es decir, generando conocimiento nuevo a partir de información previa. Lo interesante está en que las máquinas generan este conocimiento sin que intervenga el ser humano, y no sólo eso, sino que establecerán relaciones entre conceptos, formando campos semánticos que les permitirá distinguir entre áreas de conocimiento. Por ejemplo, una computadora normal no sabe qué hacer con la palabra “vela” hasta que un humano le da un contexto; en cambio, una inteligencia artificial insertará la palabra en diversos contextos para darle un significado concreto, basándose en información previa. Así, distinguiría si es una vela de barco o una vela de cera para iluminar un cuarto cuando se va la luz.
Los avances actuales de la inteligencia artificial van mucho más allá de la simplona explicación anterior, es por ello que Watson puede, una vez que “lee” el contexto de la respuesta, formular la pregunta correcta de Jeopardy!
¡Pero no te espantes! Para que una máquina desarrolle inteligencia artificial aún necesita que un humano “ingrese” la información para tener el contexto de la realidad y con base en él, formular razonamientos lógicos. El humano decide (por ahora) qué tanta información le da a la máquina para “alimentarla”. Así funciona la inteligencia artificial, a grandes rasgos.
Aplicaciones de la inteligencia artificial en el marketing
Veamos a continuación algunos ejemplos concretos de aplicaciones de inteligencia artificial en el marketing, una profesión cercana las relaciones públicas porque trata directamente con seres humanos, ya sea con el cliente o con el consumidor. Además, el marketing ha mostrado avances significativos en el uso de la IA.
Casi el 40% de los profesionales del marketing creen que la IA, el aprendizaje automático o el aprendizaje profundo transformarán el panorama en los años por venir. Así mismo, Rubikloud cree que esta tecnología tendrá mayor impacto en el marketing durante este año, específicamente en el sector minorista, ya que será utilizada por más del 50 por ciento de comercios del sector.
La mayoría de las aplicaciones de la IA en marketing tienen que ver con el cliente, con su comportamiento, con sus deseos y necesidades y con el tiempo de respuesta que las empresas deben emplear para satisfacerlos. De esta forma, algunas acciones concretas de la IA son: