Las información falsa ha estado siempre en el panorama de los medios. En 1938, la compañía de Teatro Mercury, dirigida por el actor Orson Welles, presentó una adaptación a radionovela de La Guerra de los Mundos, original de H.G. Wells, publicada en 1895.
La actuación y efectos de sonido fueron tan reales, que la audiencia fue persuadida –al menos momentáneamente- de que se trataba de una invasión de marcianos a la Tierra. Welles y su equipo consiguieron su objetivo: hacer creer a su audiencia una situación falsa. Es así que, aunque su intención principal no era alarmar, esta situación se transformó en una “fake news” porque su comunicación no fue clara, es decir, nada indicó que se tratara de algo ficticio.
Al día siguiente, los titulares de la prensa norteamericana daban cuenta del pánico y la histeria que la narración provocó entre los habitantes de la zona. Durante los meses siguientes, equipos de psicólogos se dedicaron a investigar las conductas irracionales que provocó una situación ficticia. Ése fue el primer "media hoax".
Hoy, Internet ha permitido el acceso prácticamente ilimitado a la información y le dio a millones de personas una plataforma para comunicarse y decir lo que se les antoje. La situación se agravó con la llegada de las redes sociales, las cuales multiplicaron tanto el alcance de estos “creadores”, que poco a poco los medios han ido perdiendo el control de la información. Adicionalmente, ante la inmediatez de internet, los medios han volteado a él para tratar de informar con la misma velocidad, provocando que se abandonen los antiguos métodos de reporteo y comprobación de datos. Estamos, pues, ante un círculo vicioso.
Bienvenidos a la era de las “fake news” y la posverdad.
El término "fake news" se acuña en el contexto de las pasadas elecciones presidenciales estadounidenses, en los que páginas de internet inundaron las redes sociales con notas descalificando a Hillary Clinton y/o hablando bien de Donald Trump. Posteriormente, el hoy presidente de Estados Unidos lo ha utilizado para descalificar a todos los medios que no comuniquen la versión oficial de la Casa Blanca y/o sean críticos al gobierno.
En 2016, la palabra del año para el diccionario Oxford fue “posverdad”. Para la publicación, la posverdad se presenta cuando "los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales".
Ejemplos de posverdad y “fake news” hay muchos, lo realmente relevante de esta época es que la gente se las cree y las difunde sin dudar siquiera, lo cual crea un círculo vicioso en el que incluso han caído los medios más prestigiosos y que las redes sociales han avivado como nunca antes en la historia de la humanidad. La razón por las cuales son tan poderosas las “fake news” son su velocidad y su bajo costo de producción.
¿Realmente afectan las “fake news” a las marcas?
Ahora bien, desde mi experiencia, no podría asegurar que las “fake news” afecten directamente a las marcas, menos en un contexto de relaciones públicas en el que la reputación es ganada con base en quién habla bien de ti.
Sin embargo, para un publirrelacionista es imperativo identificar fuentes y confirmarlas antes de poder mostrar resultados. Toma en cuenta que las “fake news” comúnmente viven en el ámbito digital y es sumamente complicado que una crisis se origine desde ahí, precisamente por lo poco confiable que puede llegar a ser la información.
Pero ojo: estamos en año electoral. En un periodo como éste, la conversación es diferente: según el antropólogo Roger Batra, la posverdad es un fenómeno basado en difundir mentiras en internet vía las redes sociales con el fin de modificar las percepciones de la realidad. Es una patología para la cual no se vislumbra una cura inmediata. Sucedió hace 6 años cuando las encuestadoras daban por ganador a Enrique Peña Nieta por una diferencia aplastante y al final los márgenes fueron mucho menores.
El peligro de las “fake news” es real.
Ahora bien, a pesar de que es posible que las “fake news” no afecten directamente a las marcas bien consolidadas y con una buena imagen, sí pueden originar un daño “colateral”, el cual se manifiesta cuando una marca es publicitada en un sitio identificado como de “fake news”, por lo que esa carga negativa se le transferiría.
Una encuesta de YouGov publicada en agosto pasado por WARC mostró que 54% de los participantes pensaría más negativamente de una marca cuya publicidad se encontrara en un sitio engañoso, mientras que dos terceras partes de ellos dijo que confiaría menos en dicha marca.
Pero si fuera la marca misma la que esté difundiendo contenido engañoso o falso, la mayoría de los encuestados dejaría de comprarla (54%), elegiría una marca distinta en el futuro (51%) o le diría a su familia y/o amigos al respecto (51%).
Hay otras formas en las que las “fake news” pueden afectar a tu empresa, por ejemplo:
- Un error de comunicación, como cuando inconscientemente difundes noticias falsas a través de tus canales (ojo con tus redes sociales corporativas).
- Publicidad mal realizada, como cuando el consumidor duda de los valores u honestidad de tu marca por culpa de alguna comunicación tuya.
- Un error gerencial, como cuando tomas una mala decisión interna basándote en una noticia falsa.
Ahora bien, hablando de los consumidores, Toluna, proveedor de insights digitales a nivel mundial, realizó un estudio en el que se reveló que el 41% de los encuestados están preocupados por las “fake news”, especialmente los jóvenes entre 18 y 29 años, seguidos de la franja de edad de entre 30 y 55 años y después la de mayores de 55 años.
¿Qué hacer si surge una “fake news” sobre tu marca y comienza a viralizarse?
En las redes, siempre hay alguna mentira, crítica, rumor o trascendido que alguna vez haya atacado a una marca, pero en suma, hay que tener mecanismos de monitoreo correctos y una metodología con pasos preventivos y de análisis para no caer en modo crisis después de cualquier "nota negativa" que salga en las redes. Dicha metodología debe ayudar a los clientes a saber que no todo lo que sucede, y menos en el universo digital, es igual a crisis.
Hay “fake news” muy notables, sobre todo cuando tienen efectos inmediatos o de corto plazo (como el caso de La Guerra de los Mundos), pero hay otras que se van construyendo y difuminando poco a poco, como los rumores de no salir a votar porque hay comandos armados en las calles o aquellas que hablan de algún evento o espectáculo, "aconsejando" a la gente que no vaya porque ya no hay boletos.
En la medida de lo posible, siempre hay que llegar hasta la fuente original para poder realmente saber de dónde se originó la información y poder aclararla. Actualmente, no basta confiarse en que sea un medio o un periodista "serio", pues la verdad es que todos son susceptibles a caer, tomar información falsa y replicarla como verdadera. Es imperativo para los publirrelacionistas nunca fiarse sólo de los medios o de quien lo dice, sino de llegar hasta la fuente original.
6 consejos para evitar que las “fake news” te afecten
Ahora veamos cómo prevenir una crisis por “fake news”:
- Monitorea la reputación de tu marca y de tu industria, tanto en la web en general como en redes sociales (recuerda que cuando surge un rumor sobre una marca, la gente tiende a ir a las redes para saber si esto es cierto o no, y no le importa corroborar la información, ya que si ve que muchos están hablando del tema, lo da por sentado y lo difunde, creando un terrible círculo vicioso).
- Identifica previamente asuntos o temas que puedan despertar una reacción del público.
- Habla con el lenguaje emocional que tus consumidores utilizan y prefieren, sobre todo en redes sociales.
- Sé auténtico y construye una relación con tu audiencia.
- Haz doble confirmación de la información que recibes y compartes en redes.
- Sé consciente de la naturaleza y reputación de los sitios donde te anuncias. Para evitar publicitarte en sitios engañosos, vale la pena que te acerques a una agencia experta que te ayude a estar donde realmente quieres estar.
¿Hay forma de acabar con las “fake news”?
Es un hecho que los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en acabar con las “fake news”. Para ello necesitan profesionalizarse mucho más para inspirar confianza y seriedad, lo cual provocará que se ganen de nuevo a la audiencia con objetividad, sin dejar de lado la tecnología, sino al contrario, usándola a su favor. Esto, a su vez, provocará eventualmente que el público esté dispuesto a pagar por buen contenido.
Por su parte, las marcas deben ser responsables en la información que difunden en sus mensajes, pero también en la que retoman para tomar decisiones. Acércate a nosotros para que te ayudemos a formular la mejor estrategia para lograr este objetivo.