El 26 de septiembre se celebra el Día Interamericano de las Relaciones Públicas, lo que, por supuesto, podría conducirnos a hacer un montón de análisis desde diferentes ángulos. Fue en esta conmemoración que una de nuestras jóvenes ejecutivas nos llevó a recordar cuál es la esencia misma de lo que día con día hacemos quienes nos dedicamos a las RR. PP.
“No, no, a mí sí me parece muy interesante”, fue la frase que detonó un recuento de cómo se hacía la comunicación tradicional (incluso algunos lo siguen haciendo así) hace un par de décadas.
“Teníamos un evento y era ahí cuando tomábamos nota de lo que serían los quotes, que más tarde insertaríamos en un boletín de prensa que llegábamos a escribir cuando regresamos a la oficina. Mientras tanto, nuestro fotógrafo iba a revelar y sacar copias de las fotografías a las que más tarde colocaría una etiqueta en la parte posterior con el pie de foto de cada una. Entonces, se metían en sobres el comunicado de prensa y las fotografías, y un mensajero salía corriendo a entregarlos a las redacciones de los medios. Con suerte alcanzamos a que llegaran antes del cierre de la edición y aparecer en los espacios del día siguiente”.
¿Qué es lo que desde entonces ha cambiado y ha detonado la comunicación estratégica? La respuesta parecería obvia: la tecnología ligada a la ejecución de nuestras tareas. Hoy más que nunca, cuando el mundo se enfrenta a una pandemia que lo ha cambiado todo, hablar de retos, innovación, cambios y nuevas herramientas es el plato de sopa de todos los días.
Pero no, no todo ha cambiado, y eso está muy bien porque lo que no ha cambiado y no puede cambiar nunca es la esencia de las cosas.